Hola Capricornio: cúentanos sobre tus fantasías y sueños eróticos
Jugar lanzando puñales de hiriente filo sobre los contornos de alguna persona puede ser un ejercicio muy divertido para los espectadores, ¿pero qué ocurriría si, por alguna razón, errara la puntería? Hemos aprendido que el mundo está hecho de dualidades, una ley de la que nada parece librarse. Ley que se hace presente también en el vaporoso mundo de las fantasías sexuales, allí donde la mente entremezcla recuerdos, experiencias conscientes y subconscientes, deseos y anhelos turgentes. Los sicólogos se han empeñado en correr la voz de que las fantasías sexuales contribuyen positivamente a la pareja y no tenemos motivos para desmentirlos. Aferrándonos a esta idea, nos sumergiremos en este aspecto de Capricornio, que nos servirá cuando en nuestro camino nos topemos con algunos.
La escalada de Capricornio hacia el escarpado Monte de Venus
Capricornio, aunque no tenga el aspecto, es un hombre de hierro —poderosa armadura contra los vendavales, imponentes cuernos para deshacer las matas que obstaculizan su camino, firmeza de decisiones, frialdad… —. Cuando el cuerno que invita al sexo arrecia sus flancos se mantiene asido a tierra, manteniendo el rumbo hacia sus objetivos; raras veces se extravía en el tórrido remolino de las pasiones. Es reservado pero no despistado, mantiene un bien documentado registro de todo cuanto ocurre a su alrededor. Nació con un repelente natural contra la fantasía, por lo que vuelca sus reflexiones a hechos concretos.
Sin embargo, en Capricornio, aunque se empeñe en encubrirlo, fluctúan frenéticamente fantasías de poder, de riqueza y estatus. A estas fantasías va unido el objeto sexual de sus deseos, que en realidad es una mujer o un hombre trofeo. Cuando maquinalmente ha programado un encuentro amoroso, sin perder de vista los varios proyectos o negocios en que está involucrado, desovilla su lascivia deshaciéndose como el más voraz antropófago hambriento de sexo. Luego de incorporarse, vuelve a aprisionar sus sentimientos, recupera su aire imperturbable y retorna a sus quehaceres.
Seducción, miradas sugestivas y una charla interesante
Bajo estas circunstancias, cuando ha encendido por un momento el deseo en su cuerpo, es propenso a satisfacer sus fantasías y darse la oportunidad de materializar sus sueños eróticos (que casi brillan por su ausencia). Llegan a esta condición movidos por una combinación bien orquestada de miradas sugerentes, agudos toques de seducción y una conversación interesante entremezclada con ramilletes de frases descaradas. También puede accederse a ellos a través de esas fantasías que se supone no existen y sin embargo palpitan audiblemente para quien sepa escucharlas.
La razón por la que estas fantasías no se hacen manifiestas para el común de los mortales es porque Capricornio es el maestro de la represión, rivaliza en este aspecto con Escorpio, aunque este último descarga las energías acumuladas atacando las espinas que le hieren. Solo quien desee de veras encender a un Capricornio puede conseguirlo, ya que exige un paciente trabajo de desencriptación, de leer las señales casi imperceptibles que Capricornio va dejando entrever. Atacarlo por su lado débil: sus fantasías reprimidas, hasta hacer que estalle; entonces, en este estado de confusión al que ha llegado, hender la estocada final.